A mi amiga Hannah, quien ha sido objeto de plagio:
Sabiendo la indignación con que Cervantes supo de la obra de Avellaneda, imagino cuál no hubiese tal si en vez de continuidad hubiese habido plagio.
Plagios, por desgracia, ha habido muchos, incluso entre las más afamadas plumas. Y de entre todos, muchos también habrán sido los que, por no ser descubiertos, hayan quedado impunes.
(Imagen tomada, a través del blog de Hannah, de http://www.apiedepagina.net/)
Mi solidaridad contigo, Hannah. Robar —porque es robar, plagiar— es ruindad. Y si se plagia a quien, como tú, es desprendido y generoso, mayor ruindad aún.
Siento sumarme con retraso a tu denuncia y a tu justa indignación. Ramón Durón Ruiz, el seudofilósofo ese de los güevos —perdón: de Güémez— no tiene disculpa alguna, por mucho que haya esbozado ya alguna pública.