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A ContraLuz

eDUCANDOS

Corrigiendo.

Corrigiendo.

Ando corrigiendo mucho últimamente y lo que te andaré morena. Y tras tanto ya corregido, procuro que no cunda el desánimo, de modo que busco alguna explicación que certeramente pueda exonerarme a mí tanto como exculpar a mis alumnos de sus dislates en trabajos y exámenes.

Aprender es un tema muy doloroso; exige ser humilde a una edad en la que el hábito natural es ser arrogante, dijo la poetisa May Sarton. En fin, de momento me vale como justificación, aunque pocos son los que acaban doliéndose; todo sea por no tener que pensar, en vez de en la arrogancia, en la desidia, el desinterés, la indolencia, la pereza y la negligencia, que hacen del espíritu de sacrificio, purita entelequia.

En fin, después de todo, también hay alegrías, que la vida está repleta de barrios y las cosas van por ellos. Y quién sabe si, al final de todo, cuando haya guardado ya el bolígrafo rojo, estadísticas en mano, no habrá incluso para estar contento.

VIOLENCIA CONTRA LA MUJER.

VIOLENCIA CONTRA LA MUJER.

Detalle del mural conmemorativo en el vestíbulo del IES Torre del Palau (Terrassa).

Aquestes dades, ens haurien d’espantar i fer reflexionar sobre el que està passant al nostre propi món.  Hauríem de començar a intentar frenar aquesta bogeria, ja que tothom és persona i te dret a rebre un bon tracte, i les persones no haurien de tindre una vida com aquesta de sofriment i por constants.

A. Aguirre.

Esta mañana en la hora de Revista, he pedido a mis alumnos de 4º de ESO que redactasen una noticia para dar cuenta de que hoy es el Día Internacional de la Lucha contra la Violencia de Género. No dudo de que a todos —ellos y ellas— el hecho de haber estado manejando ciertas estadísticas les debe haber impactado. Los datos a que se refiere el alumno Aguirre en estas líneas de su peroración son, por ejemplo que una de cada cuatro mujeres del mundo ha sido violada en algún momento de su vida; que, según el país, entre una y tres de cada cuatro mujeres son maltratadas físicamente de forma habitual en su casa; que cerca de ciento veinte millones de mujeres han sufrido mutilaciones genitales; que cada dieciocho segundos una mujer es maltratada en el mundo...

Ellos son las nuevas generaciones; en sus manos estará o no la cordura del comportamiento humano. Nosotros, de momento, parece que vamos fallando.

Una Marilyn de Arturo.

Una Marilyn de Arturo.

Arturo es un chico estupendísimo del bachillerato social, aunque seguro que no desdeciría en el artístico a juzgar por su genio y delicadeza en el tratamiento informático de imágenes. No es esta que he elegido la de mayor virtuosismo, pero mi mitomanía me puede.

Gracias, Arturo.

Carnaval en el insti.

En el IES Torre del Palau -para qué vamos a negarlo-, nos lo montamos bien durante la semana de carnaval. Este es el esquema con que encaramos nuestra terrorífica semana pasada: lunes: uñas, labios y ojos pintados de negro; martes, cicatrices; miércoles, vendajes; jueves, vestidos de negro; y, por fin, el viernes...

Marta y Marc.

Marta y Marc.

¿Os acordáis? Rompimos las cadenas de nuestra creatividad, la dejamos volar libremente y compusimos nuestro cadáver exquisito (colgado en no recuerdo ya qué rincón de esta bitácora). Luego fotografiamos nuestra satisfacción posando todos juntos frente a la pared del bar del insti. Y  alguna que otra foto más se hizo aquella mañana. En estos momentos, me alegra disponer de ésta en la que aparecen Marta Bouso, la risueña, activa y preciosa delegada del 1º de bachillerato social (ausente en el Pumis) y Marc Tàpia (también ausente entonces).

A poco, ambos estarán en disposición de comerse el mundo. De momento, puede verse cómo Marc se come el bocata (el cual no es poco comerse). Y, mientras alimenta el cuerpo con su mano izquierda, alimenta el espíritu con la derecha.

Última clase (ya nada lectiva) con...

Última clase (ya nada lectiva) con...

... (de izquierda a derecha) Marina Sánchez; Paula López; Juan Cantón; Álex Barbero; y Dani Ramírez, impresionante sobre la barra de las carpas.

Última clase (ya nada lectiva) con...

Última clase (ya nada lectiva) con...

... Elena Solovieva, a la izquierda (gracias por darme a conocer tus leyendas rusas), y Clara Beltrà, poetisa algo más que en cierne (alguna composición suya cuelga de esta bitácora).

Última clase (ya nada lectiva) en Pumis.

Te pasas el curso enseñando o pretendiéndolo. La última hora del curso fui yo el alumno y los alumnos de bachillerato mis jóvenes docentes. Me dieron lecciones de vitalidad, de alegría... Me enseñaron un poquito de sus adentros y me enseñaron el Pumis, ese cercano bar al que, de habérseles ocurrido alguna vez hacer campana, hubiesen acudido.

Y me hablaron de literatura. Después de unas cuantas veces, ya no creo que sea porque soy el profe de la materia; estoy por pensar que es que a veces lo hacen. ¡Qué bien!

(No sé insertar más de una imagen por artículo desde el pecé, de modo que los artículos que se siguen deberían ser uno solo).

Última clase (ya nada lectiva) con...

Última clase (ya nada lectiva) con... ... Desi Ibarz, a la derecha y Mireia Carrasco, propietaria del copyright de las fotos (perdón, de los derechos de autor, que, maguer la RAE esté a punto de transigir en su vigesimotercera edición del DRAE, a uno le sigue gustando ser rancio a ratos).

Última clase (ya nada lectiva) con...

Última clase (ya nada lectiva) con...

... Alba Peinado, quien, apenas un par de horitas despúes se despedía de todos haciendo crecer la hierba a sus pies.

Saturday night fever.

Nada, que estaba pasando envidia por el 'post', tan repletito de imágenes, que Anabel ha colgado en su 'blog' y he decidido tomar prestada alguna que otra foto de la fiestorra que nos corrimos ella, Marta y yo con los alumnos de bachillerato...  Y así, de paso, fardo de lo "wapos" y "wapas" que son estos jovencitos de Terrassa, que en dos días tendrán el mundo en sus manos y a sus pies (qué sana es la envidia, cuando no es cochina). ¡Hala!

                      Los profes (antes).

                      Los profes (después).

                               Los profes (mucho después).

                      Educandos comensales (Vero, Abraham, Dani, Álex (Marín), Alba y Jenni).

                                            + educandos, pero - comensales (Alba, Geddy, Paula y Jessi).

                      Lo duro del durante.

                      Lo extremadamente duro del durante.

                    

RETRUÉCANO: ¿Las profas fardando de alumnos guaperas o los alumnos fardando de guaperas profas?

El amor que omite los tacones.

Una delicia escrita por J. C., querida alumna de 1.º de bachillerato humanístico. 

IMPORTANTE: Ponerse babero antes de ser leído.

Al contrario que la mayoría de la gente, él se desmaquilla al levantarse cada mañana. Su despertador suena a las seis y media para dejar un margen suficiente a salir de casa hacia el trabajo antes de que suene el otro despertador, el de su pareja. Sale de la cama y se pone su bata a cuadros verdes, calza sus zapatillas y, arrastrando los pies para no despertarlo y borrar así el sonido de los tacones sobre el suelo, se mete en el baño. Antes de mirarse al espejo se lava la cara con agua dos veces y para cuando se refleja por primera vez ya ha conseguido desfigurar las formas del vistoso maquillaje, y salva las pestañas postizas antes de que se vayan por el desagüe de la pica, las seca y las guarda en una cajita. Mira el bote de la crema desmaquillante tamaño ahorro, anotando mentalmente que ha de comprar más y repitiendo así en su mente la escena del supermercado con el cometario de la cajera: "Vaya, su mujer debe utilizar mucho maquillaje...". En ese momento no supo si sentirse ridículo por dentro o por dentro y por fuera.

Camina por la calle imaginando que todo el mundo sabe que por las noches se calza tacones y se enmascara en una capa de pintura facial, y no lo hace por él, lo hace por amor.

Se ha convertido en la mitad de la sombra de una mujer que en realidad no es. Tiene más de seis pares de zapatos de tacón; de aguja, de cuña, altos y más altos todavía... en cambio, solo tiene dos pares de zapatos masculinos, sin contar las zapatillas, que son unisex.

Durante el día es un hombre de lo más banal, que rima con normal. Trabaja sus seis horas, hace su media hora extra como todos los de su planta y apaga el ordenador, baja por el ascensor y corre para llegar a casa antes de la seis, cuanto antes mejor. Cuando llega le pone la comida al gato mientras se saca los zapatos formales y se afloja la corbata, seguidamente se cambia la ropa por algo más femenino, sin llegar a ser tan excéntrico como podría ser, y gana cinco centímetros subido a los zapatos de tacón de debajo de la cama. Tras acostumbrarse durante unos segundos a su cambio de centro del equilibrio, camina deprisa hacia el baño, haciendo resonar los golpes del tacón. Tampoco se maquilla en exceso, se pinta los labios de un color notable pero discreto, se extiende la base y utiliza el rimel. Los polvos son solo para las ocasiones especiales.

Normalmente, después de este ritual casi diario, suena el timbre de la puerta y entra su pareja. Él va a recibirlo como si llevara todo el día esperando ese momento, mientras le cuenta cosas de su trabajo, porque realmente lleva todo el día esperando volver a abrazarle, y todo lo que rodea ese momento es tan solo un adjunto. Entonces hacen la cena entre los dos, cenan, hablan un poco y a veces ven la televisión, todo con total naturalidad y desprendiendo amor.

Él lleva haciendo eso tanto tiempo que ya no se lo cuestiona ni le molesta, lo hace porque sabe que a su pareja le gusta, lo hace plenamente por amor, y ese amor le compensa el dolor de pies y hasta las ojeras tapadas con maquillaje. A veces están tan cansados que no obtiene más que un beso antes de dormirse, pero aún así, ese beso le compensa. Lo que le asusta es que el beso no traspase el pintalabios.

Poetisa en cierne.

Estos que aquí siguen son dos poemas que Clara Beltrà, a quien cuento con honor entre mis alumnos de 1º de bachillerato, presentó al tradicional concurso literario de Sant Jordi, en el instituto.

¿Verdad que no cuesta mucho entender que se la pueda ver pasilleando, con un librito en las manos de algún surrealista francés?

Clara, distinta Clara, como decía la canción, aunque hablando de distingos distintos.

 

Huida.

Marcos envolviendo tus desapareceres

Volviéndose invisibles

Estática en mi mente 

No me basta verte

Verte solo

Sin ti

Imaginarte siempre

En un barco de huida

Pensarte en la soledad

Del no saber

No encontrar

Desaparecer

Sin ti.    

Un Sueño.

 

Intenté imaginar tus ojos cerrados

En las paredes del sueño

Lo logré

Y al despertar pensé que había sido una aparición

Te grité a los cuatro vientos

A pleno pulmón

Aún con saliva en la sien

Descubrí que te soñaba

Aparecías con miembros destructores y apariencia esquiva

En la más cobarde de las existencias

Me arrancabas a jirones la piel

Y yo

La pantomima de la soledad

Intenté volver atrás acorralada por las envidias

De otros seres como el mío

Mas los agujeros del sueño son de ida

Me uní a los desdeñados golpes y gritos

Del no querer despertar personificado

A los que claman piedad encerrados en el sueño eterno

A los que murieron en vida

Bañaré tu recuerdo con lágrimas de arrepentimiento

Aunque mantenga viva la llama del rencor

Para esperarte siempre

Pues sé que vendrás

A dormir conmigo. 

 

CADÁVER EXQUISITO

CADÁVER EXQUISITO

    Soy profesor en un instituto público de enseñanza secundaria y, al iniciar la mayoría de clases de Literatura Castellana, asignatura de modalidad humanística y social para bachilleres de hoy en día, leemos en voz alta uno o dos poemas que nos acaricien el alma o bien nos la rasguen.  La mayoría de los textos han sido -están siendo- de temática amorosa, claro.  Cosas de la edad -la suya más que la mía-, aunque la del corazón, como la del alma, es eterna.

     Con todo, en cierta ocasión cambiamos nuestro papel de lectores y oyentes por el de compositores para dar a luz un cadavre exquis.  Nuestro -de nuevo, suyo más que mío- cadáver exquisito nació una cálida mañana hiemal de instituto en que el ingenio y la sensibilidad de estos bachilleres se dispusieron a corro sobre el duro asfalto de la pista de atletismo, convertida ese día en improvisada aula de literatura.

     Hay quien dijo que un cadáver exquisito tiene la facultad de revelar la realidad inconsciente del grupo que lo ha creado, en concreto los aspectos no verbalizados de la angustia y el deseo de sus miembros, en relación con el posicionamiento afectivo dentro del mismo.  Hay también quien observó que el juego funciona como un barómetro de los contagios intelectuales dentro del círculo de creadores.  No sé hasta qué punto los siguientes versos muestran la permeabilidad afectiva de cuantos allí estábamos o hasta qué punto es reconocible la autoría individual de cada uno de ellos.  Sí sé que se obró con afecto y conjuntamente y que es, por tanto, nuestro poema al alimón -como Lorca y Neruda gustaban llamar a estas juguetonas composiciones literarias-.

     Como el prístino verso surrealista decía: Le cadavre exquis boira le vin nouveau.  Bon appétit.               
   

cadáver exquisito

 

El frío elevará las lágrimas de tu despedida y, sin miramientos, borrará recuerdos y caricias.
Borracha de amor, contemplo tu mirada ardiente, cómo me atrapa, cómo me conquista suavemente.
Y en tus ojos puedo sentir las lágrimas que indican tu partida, la distancia incomprensible de nuestras manos, antes entrelazadas.
Y serán puñales para la soledad si te recuerdo, si te regalo mi amor en botellas destapadas.
Y sólo con dos palabras, describirte el mundo y decirte todo: todo lo que he vivido, sólo con un simple ’te quiero’.
¡Libérame
Con el leve batir de tus alas!
Me gustan las mujeres que, como tú, saben volar.
Tienen sueños sin igual y su dolor suena un tanto peculiar.
Al verla, se me corta el aliento y sin ella no se puede estar.
Cuando cierro los ojos, no dejo de pensar en su mirada y en su forma de amarme.

 

Y estas son las distintas sensibilidades creativas que moldearon el cadáver y por las que, en última instancia, ha lugar este artículo:  Alejandro Barbero, Clara Beltrà, Marta Bouso, Ana Campos, Juan Cantón, Mireia Carrasco, Dani Carreño, J. C., Alba Fernández, Mireia Gómez, Geddy González, Desireé Ibarz, Manuel López, Paula López (nuestra invitada; no sé si de honor, pero nos honró con su presencia), Alba Peinado, Elena Ríos, Marina Sánchez, Elena Soloviova, Marc Tàpia.
Gracias a todas y cada una de ellas.