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A ContraLuz

eXPERIENCIAS

Follonerus Romanorum.

Follonerus Romanorum.

Sin tiempo para escribir, me limito apenas a colgar esta imagen.

Después de ver toda la final de Roma a escasos asientos del Follonero, va el tío y no me saca en su programa. O eso me dijeron, porque, la verdad, he de confesar que no encendí la tele —no será por ello que no me sacase, ¿no?—

En cualquier caso, no le guardo rencor. De modo que yo sí lo saco aquí.

Deriva.

Deriva.

Como el poeta, yo tenía un proyecto: antes que un diario íntimo, llevar un diario éxtimo.

Finalmente, a contraluz, todo se ha ido quedando en este cajón, más desastre que de sastre.

Literatura y vino.

Literatura y vino.

Según Daniel Pennac,

El hombre construye casas porque está vivo, pero escribe libros porque se sabe mortal. Vive en grupo porque es gregario, pero lee porque se sabe solo.

También según Pennac,

Contrariamente a las buenas botellas, los buenos libros no envejecen.

Cierto es. Verbigracia, "El Quijote", quinientos cuatro años después de su publicación y  cinco lustros más tarde de mi primera lectura, anda aguardándome siempre con desacostumbrada frescura en los anaqueles de mi biblioteca. Mientras, yo vuelvo a él cada vez más viejo, esto es, más maduro —debe de ser de las pocas ocasiones en que agradezco poseer conciencia del inexorable paso de los días—. Otrosí, comoquiera que el Ribera de la botellita que aparece en la imagen es del 92 y, aunque buena, no figura ésta entre las mejores cosechas de la zona, paréceme prudente su inmediato descorche.

"La del alba sería [...]"

Buen provecho.

Y feliz Semana Santa. Ojito con la conducción.

La paloma.

La paloma.

Si a tu ventana llega una paloma...

12.17 h. Llegó.

Se ha posado tras el ventanal de cristales por limpiar. Y ha volado al asomarme, sin que pudiese contarle mis amores ni coronarla de flores ni tratarla con cariño por si era tu persona.

Diz que...

En un exceso de cariño, la buena de Sakk me ha otorgado este premio "bloguero":

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Recuerdo que abrí el A Contraluz como banco de pruebas en que adiestrarme. Se trataba de luego ser capaz de tutorar una experiencia TIC con alumnos del instituto. Dicha experiencia fue llevada a cabo, pero esta página permaneció durante largo tiempo inerte. Luego, Bel me animó para comenzar a nutrirla. Lo cierto es que, a día de hoy, todavía no acierto a darle un sentido -si es que ha de tenerlo- a eso de ir asomándome de pronto en tarde a esta ventana. Tengo claro, sí, que sigo en el empeño por la misma razón por la que, por ejemplo, se decide ir al gimnasio, esto es, entreno. Mi colega en el Departamento, Josep Giralt, se encargaba hace apenas unos días de explicitarme tal razón que, pese a evidente, era a mi entendimiento sólo implícita. En fin, eso y también algo del espíritu al que la propia Sakk, impenitente hacedora de palabras, hacía referencia en uno de sus últimos artículos.

No soy ducho en esto de los premios cibernéticos, pero creo que he de otorgarlo a mi vez a siete bitácoras más. No sé hasta qué punto no sería inmiscuirme -sí, con razones; pero no, con autoridad- y, por tanto, no explicito enlaces; pero si Bel, Jrd, Estepa Grisa, Mahaya, García-Máiquez, Ángel o Paty lo quieren, es suyo, antes que mío, por derecho propio.
Gracias.

Fin de fiestas.

Fin de fiestas.

Ya llegaron los Reyes, ya se fueron los Reyes y ya la casa se nos ha quedado como las salas del Museo del Cairo. Ahora, pues, toca la dura batalla de retirar viejos juguetes o no tan viejos, pero que no despertaron el ánimo lúdico de infantes -en realidad, mi mayor, Biel, está en esa inconcreta etapa de la niñez en que ni es infante ya, ni todavía púber-.

En fin, a lo que iba, se trata de "hacer sitio" en casa, perentoria necesidad para muchos, según la variopinta fraseología alusiva al problema que podía escucharse hoy, como cualquier día de Reyes, por doquier: "no vamos a caber en la casa", "nos vamos a tener que salir nosotros para que entren los regalos", "ya tendremos otra vez la casa como si fuese un almacén" -pues peor, ya digo: como el Museo del Cairo-... Al final, los juguetes desechados acaban siendo pocos, pero no se sabe por qué arte de magia o de birlibirloque o del mismísimo diablo, a pesar de que los que entran son muchos, nos caben. Mejor dicho, nos malcaben.

Y hasta el próximo 6 de enero, en que cada obsequiador volverá a cometer el acertado error de pensar que, con un solo juguete, un niño no tiene suficiente. O a hacer bueno el refrán de burro grande...

Sin embargo y después de todo, ojalá que a quien más y quien menos le suceda igual.

Contraluz.

Contraluz.

Éste es mi habitual a contraluz.

Tibidabo.

Tibidabo.

En la cota más elevada de la Sierra de Collserola, a medio kilómetro de altura sobre el nivel del mar que acaricia el horizonte de la ciudad, la vastedad de Barcelona sorprende y turba, casi extasía. Y con tal embeleso no cuesta comprender los motivos que tuvieron los jerónimos para recoger, de Lucas o de Mateo, las palabras con que el diablo inicia su tercera tentación a Cristo:

et dixit illi haec tibi omnia dabo .

No pudo Jesús estar contemplando mayor maravilla en los Reinos de la Tierra.

Pero poco importan a la tarde del viernes cuestiones toponímicas, menos aún bíblicas. Importa, sí, que la ciudad decidiese, hace más o menos un siglo, ofrecer a los días de festivo familiares un lugar en que divertirse amablemente. E importa, claro, que lo siga ofreciendo hoy día. Junto a vetustas atracciones seculares, que sin embargo aún atraen -el avión, el aéreo, la atalaya, los autómatas-, otras decididamente contemporáneas provocan el vértigo, la emoción, la risa, el miedo incluso; a los niños, más que a nadie, que para eso saben vivir la vida sin más.

Nunca probé sus pastillas, pero: gracias, doctor Andreu.

Felicidades, mami.

Felicidades, mami.

Mi mamá me mima mucho no es sólo una expresión con la que practicar la escritura pueril a fin de lograr un trazo firme en la caligrafía. Mi mamá me ha mimado mucho y me mima aún en plena madurez a nada que la deje. Los padres son la primera suerte que reparte la vida al nacer. La mía fue muy buena, sin duda.

Mama, que cumplas muchos más, llevándonos siempre dentro, como te llevamos a ti quienes hoy hemos comido sentados a tu mesa tanto como quienes no han podido hacerlo.

Merienda.

Merienda.

Las que evocan el pasado, aquellas que con su ternura de masa y aroma de horno despiertan pretéritas vivencias, son claramente magdalenas. El resto son ahora muffins (cosas del glamour sonoro que supone el flirteo con el inglés y el consiguiente desapego del acervo léxico del castellano).

¡Bah!, tonterías de lingüista; saben igual de bien, sobre todo si se toman en buena compañía y con granizado de café.

Besos.

De esquimal, de mariposa, piquitos, secos, mojados, muy mojados...

¡Qué hermoso tocarse u oprimirse con un movimiento de labios, a impulso del amor o del deseo o en señal de amistad! Ni siquiera el diccionario con su rigor científico puede enfriar la acepción.

Con movimiento de labios, oprimámonos, no nos reprimamos -incluso los primates tienen por costumbre hacerlo-... Y nos sentiremos vivos.

(Su turno).

Detalle fotográfico.

Detalle fotográfico.

No tengo ganas de escribir (si andando se demuestra el movimiento, mal ando), pero estaba intentando por enésima vez poner orden en la carpeta de fotos del ordenador y al ver ésta no he podido resistir la tentación de colgarla. Salgo desenfocado (total, pa lo que hay que ver...), pero no importa porque el auténtico valor de la foto (con permiso del sombrero chulo que Nuri me compró en San José) está en el gesto que cierta transeúnte oronda lleva a cabo justo detrás de mí, a la derecha de la imagen.

Adiós, verano (II).

Adiós, verano (II).

Cada año procuro pasar unos días por Iniesta (Cuenca) para ver a la familia. De ahí son todos sus miembros nucleares (yo, para bien y para mal, soy el primer periférico en ella). Uno de los momentos que seguro sé voy a vivir (a veces, repetidamente) es el de la comida familiar en torno a la paella que mi madre y/o mi tía Petra cocinan a la perfección. Es, sin duda, mi plato prefererido (no la paella, sino la paella de la Josefa o de la Petra, esa en la que siempre queda parte del arroz ligeramente pegadito al fondo). Todos (en fin, casi todos, que la familia va viendo crecer sus miembros y ya no se cabe) nos reunimos en redor de una única mesa cuya superficie ocupa en buena parte la paella. No sé que dirán al respecto los valencianos; nunca me queda claro si la tradición es ésta o no. Los que llegan a la comida con escaso apetito, intentan procurarse una silla junto a la de mi primo Felipe, la de mi primo J.Gaspar, la de mi tío, la de mi padre o la mía, de modo que en nuestro implacable, inexorable avance hacia el centro de la paella, cubramos su inapetencia.

En la foto, de derecha a izquierda, mi prima Paqui, mi tía Petra y mami (que son melgas) y Nuri. Al fondo, dos preciosas rubias: Nuria, hija de mis primos J.Gaspar y Vicenta y mi niña, Clàudia (siempre desafiando alturas).

Adiós, verano (I).

Adiós, verano (I).

Uno de los momentos más dulces que trajo el verano es también uno de los más lejanos ya en el tiempo (aunque queda por siempre en las inmediatas proximidades del corazón).

Julio era aún muy julio cuando lo prometido dejó de ser deuda. Jordi, y Marta y Bel con sus Sergi pasaron por Pals. Sol y agua, mucha agua: dulce en la ducha y en la piscina, y salada en el mar de los baños y de la inmersión. Y amigos, sobre todo, eso: amigos, la sal de la vida que, empero, la endulza. ¿Qué, si no? Necesitamos de los amigos como del agua.

Zuzeztimu.

Adivinanza

Adivinanza

¿Quién reconoce a este par de dos? (Genial, la perogrullada iniestense).

Elecciones municipales.

                                   

¡Ja! Pues como la elección dependa de mi voto...

Me paso la semana haciendo proselitismo electoral: que si nos puede la desidia; que si no tenemos derecho a protestar si no participamos; que si hay que demostrar poseer un civismo pleno; que si estás desencantado porque opinas que todos son iguales -unos manguis- léete a Saramago, que lo dice todo mejor que yo, y verás que lo propio sería votar en blanco, pero votar; que si...

¡Hostias, pues no llego a mi colegio electoral y me encuentro las puertas cerradas porque ya pasan de las 20 h...!

En fin, como a mi desmemoria haya de sumar mi despiste...

(Seguro que poco me falta para ser con derecho propio todo un personajito de Quino).

Galena (Mas Comangau)

Galena (Mas Comangau)

En la foto, tomada durante el verano de 2005, aparecen mi sobrino Miki (el chupón en primer término), mis primos de Toledo (Paqui, Felipe y sus hijos Felipe y Javier), mis papis, mi cuñada Juani y yo con mis dos niños del alma, por entonces dos años más niños que ahora.

Por entonces, hacía relativamente poco tiempo que mi hermano Miguel (a quien quiero tanto desde hace casi 42 años) y su mujer, Juani (cuyo currículo de cariño no es tan extenso, pero sí tan intenso), habían inaugurado, a escasos pasos del centro histórico de Begur, el Hotel Restaurante Galena, tras una exquisita rehabilitación de la antigua masía del Mas Comangau. El esfuerzo, la dedicación y, sobre todo, el cariño con que desde entonces Miguel y Juani atienden el negocio, se hacen sobradamente evidentes para cualquier viajero que se llegue.  Si, más allá de la necesidad, tanto el comer y el beber como el descansar son un placer, Galena complace.

                                                  

Es fácil enamorarse del Mediterráneo, de ese mar bravo que al norte coquetea con la costa dibujando en el litoral un sinfín de preciosas calas, donde juega a esconderse de la Tramontana.  Sí, es sumamente fácil.  Y quien, como yo, lo esté, sin duda apreciará durante su estancia en Galena, su valor mediterráneo. El valor del mar, que eleva su perfume a olas hasta la colina; pero también el valor de la montaña, con el cercano horizonte de Les Gabarres asomándose a los balcones.

Os invito a que visitéis la página web, diseñada por el manitas de mi hermano, y luego me decís: http://www.mascomangau.com/

Radio de la buena.

No es celo de ganar prosélitos, aunque amistad obliga -con sumo placer, eso sí-.  Se trata de que hay pequeños y pequeñísimos rincones en el mundo de la radiodifusión desde los que las ondas hercianas propagan buenas voces, voces de facundia y con enjundia.

Os recomiendo, con todo mi cariño, dos programas:

JAZZ Y MAZZ, programa de Radio Barberà conducido por Anabel Ponce, cuyo suave silbido de eses mece los oídos: música de la buena, jazz y más. Sábados de 17h. a 18 h.

SABABEL, programa de Radio Sabadell conducido por Jordi Tarradas, cuya voz entra a manos llenas: espacio temático sobre inmigración (entrevistas, comentarios cinematográficos, literatura...), con especial atención a nuestra ciudad. Sábados de 17 h. a 19 h.

Ambos programas pueden ser oídos on line, de modo que aquí tenéis las direcciones:

http://www.radiobarbera.fm/

http://www.radiosabadell.fm/

(Sus dos caritas lindas y un servidor, que chupa cámara).

Usestimu. Ptns 1000.