Adiós, verano (II).
Cada año procuro pasar unos días por Iniesta (Cuenca) para ver a la familia. De ahí son todos sus miembros nucleares (yo, para bien y para mal, soy el primer periférico en ella). Uno de los momentos que seguro sé voy a vivir (a veces, repetidamente) es el de la comida familiar en torno a la paella que mi madre y/o mi tía Petra cocinan a la perfección. Es, sin duda, mi plato prefererido (no la paella, sino la paella de la Josefa o de la Petra, esa en la que siempre queda parte del arroz ligeramente pegadito al fondo). Todos (en fin, casi todos, que la familia va viendo crecer sus miembros y ya no se cabe) nos reunimos en redor de una única mesa cuya superficie ocupa en buena parte la paella. No sé que dirán al respecto los valencianos; nunca me queda claro si la tradición es ésta o no. Los que llegan a la comida con escaso apetito, intentan procurarse una silla junto a la de mi primo Felipe, la de mi primo J.Gaspar, la de mi tío, la de mi padre o la mía, de modo que en nuestro implacable, inexorable avance hacia el centro de la paella, cubramos su inapetencia.
En la foto, de derecha a izquierda, mi prima Paqui, mi tía Petra y mami (que son melgas) y Nuri. Al fondo, dos preciosas rubias: Nuria, hija de mis primos J.Gaspar y Vicenta y mi niña, Clàudia (siempre desafiando alturas).
3 comentarios
Bel -
Juanjo -
Bel -