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A ContraLuz

Adiós a Fco. Umbral

   Los buenos días de esta mañana al levantarme no han sido tales, pues ha venido a dármelos la noticia del fallecimiento de Paco Umbral.

No pretendo, en este improvisado adiós, trazar una semblanza ni una reseña en torno a la vida o la obra del escritor; ya hay, a buen seguro, quien, con más tiempo y mejor pulso, la haya escrito o la escriba. Hoy, ante la noticia, más de uno (y de cien) exclamará: "¡ah, aquel que venía a hablar de su libro!..."

El exabrupto, creo yo, estaba plenamente justificado, aunque tampoco pretendo quedarme tendenciosamente en tan nimia anécdota mediática. Más allá de la simplificación pintoresca e iletrada de las gentes, mucho es lo que merece la pena decirse o saberse acerca de Umbral, el novelista, el ensayista, el cronista político, el columnista de un nuevo costumbrismo, el hombre de izquierdas... QUERAMOS SABER, sí, incluso sobre "La década roja". Y, por encima de todo, sepamos leyendo al autor en su obra. Si no lo hemos ido haciendo ya, aprendamos al menos su gramática como párvulos griegos ahora que murió, acaso despacio y conjugando la rosa.

Umbral sostuvo durante toda su vida que se podía escribir con whisky o sin whisky (Cela, uno de sus grandes mentores, hubiera preferido que fuese con güisqui o sin güisqui). También que podía hacerse a máquina o a mano (según Umbral, los malos autores escriben con computadora). En los últimos tiempos, había sucumbido al embrujo de la comodidad informática, pero de su fidelidad a la Olivetti, nacieron casi todas sus páginas. Y sus líneas más célebres, verbi gratia : "El deporte es una estilización de la guerra" o "Los deseos se tienen; lo que se pide es su cumplimiento".

Con el fallecimiento del escritor, ni perdemos ni se cierra un umbral a las letras hispánicas. Ello corre de cuenta nuestra.

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NOTA: al escribir nimia (v.supra) quiero significar 'carente de importancia, insignificante'. Y es que algo habría que hacer con la dichosa palabra y sus contrarias acepciones...

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