Horses.
Seguro que no aterrizo en París antes del 22 de junio. La Fundación Cartier cerrará, pues, las puertas de su exposición Land 250 sin incluirme en sus estadísticas de visitas. ¡Tantas cosas se pierde uno!
Es igual, la poetisa del punk rock me vale para escribir un par de renglones de negro sobre blanco rugoso de nostalgia.
Hubo en mi vida un todavía tierno entonces en que tenía la edad temprana como para quedarme en las casetas del tiro o en los futbolines ambulantes de la feria dilapidando los estertores del verano. Y sin embargo, lo que hice fue dilapidar los estertores de mi penúltima inocencia entrando por primera vez en una discoteca. Allí, sobre una psicodélica pradera de flashes y luces de colores cambiantes, galopaban libres los caballos de la Smith.
Pocos años después, me ganaba mis primeros escasos duros pinchando discos en esa misma discoteca. El primer sencillo que hice sonar —no pude resistirme— fue "Horses". Con aquellos caballos, me sentía más jockey que disc jockey. Y llené la pista de flashes y luces de colores cambiantes. Indefectiblemente, a partir de entonces, cada sesión de cabina la iniciaba con este tema, cuando la pista estaba aún vacía. Era mi puesta a punto particular.
Hoy, más allá de la mera evocación, sus acordes guardan todavía algo de ese poder proustiano que tienen algunas magdalenas.
5 comentarios
Juanjo -
:))
Bel, verde sobre verde amarillento (y la "side bar", verde botella). Mi último tema con peso propio lo adquirí por la mejor de las razones: sin razón.
Gracias.
Bel -
Hay ciertos temas que, sólo sonar las primeras notas, despiertan más en nosotros que horas y horas de música. Lo malo de encantarme la música es que horas y horas de notas, de radio, de música, hacen que ya sean muchas las canciones con peso propio en mi vida.
Buena elección para empezar, DeeJay.
petonets
Hannah -
Un abrazo desde la caldera. ¡Se está de un calentito!
Hannah.
Juanjo -
Otro grande.
Sakkarah -
¡Ya decía yo que tenías buen gusto para la música!.
Un beso grande.